Quería
hacerle algo muy especial a la hija de mi mejor amigo en Chile. Tiene un bebé
preciosa de 4 años con unos bellos ojos azules, tercera generación palestina. Y
le hice esto. Yo adoraba tener mi carterita cuando era pequeña.
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A Little Lady bag for a Little Chilean girl, daughter of my
best friend. I simply I adored handbags when I was little. I Love them now!
Si tienen la fortuna de tener un árbol de membrillos como en mi caso, un
buen verano, con un rico sol dan como resultado muchos frutos- lo que a la larga puede ser casi una
condena (broma). Y si la vida te ha dado
membrillos, pues haz DULCE!!!!
Esta receta es difícilmente aplicable en Chile, donde el dulce de
membrillo se compra baratísimo por kilo. Estando en UK, he descubierto que lo
puedo obtener por potes pequeños en la parte de delicatessen y bastante caros.
Y lo venden como tradicionalmente español.
Pues bien. Pelar al menos un kilo de membrillos, sacar las pepas y el corazón,
que es la parte dura y cortar en trozos.
El mismo equivalente del peso de los membrillos ya cortados, agregar en azúcar;
es decir 1 kilo de frutos = 1 kilo de azúcar. SIN AGREGAR AGUA.
*Aquí también se puede usar la mitad de su peso en azúcar. Muchas personas
lo encontrarán algo empalagoso y deciden quitar la mitad. Es decir: 1 kilo de
frutos = ½ de azúcar. (Yo lo he hecho de las dos formas y la verdad el sabor no
se altera).
Dejar macerando por 20 horas y veras que el membrillo comienza a
desprender su propio jugo y crea un almíbar con sabor.
Poner a fuego hasta que hierva y
luego dejar en cocción lenta (sin tapar)
hasta que haya reducido el jugo; algo de una hora. Todo depende de la cocina
que tengas. Siempre darle una mirada e
ir revolviendo cada 5 o 10 minutos.
Luego triturar la fruta hasta convertirlo en pasta suave y homogénea.
Finalmente verter en moldes y al enfriar guardar en el refrigerador.
Dónde más fácil!
Observación.
A mí me ha quedado el dulce pastoso, no con la característica de cortar
un queso duro, que en la forma tiene que ver de cómo estamos acostumbrados a
comernos el dulce, pero en el fondo, el sabor es el mismo que hemos disfrutado
por generaciones. Provecho!
Yo y mi
nueva aventura. Muchos me dijeron por años que eso de hacer ejercicios vigorizaba…
no les creí, claro! Desde pequeña me fue siempre mal en dos ramos: Matemáticas y Educación física. La flojeritis ha sido un mal endógeno – las matemáticas también.
Ahora me
encuentro indagando el mundo del Jazzercise y Zumba. 4 veces por semana
revisando esquemas, coreografías y usando como los tenistas de mi infancia, esas toallitas
de muñeca a mitad de un partido rudo y desafiante…
Mente sana en
un cuerpo sano… dicen… ayudar a mitigar
algunos males que me aquejan.
Tras perder
a mi primer bebé… no lo podría decir mejor hoy de lo que he dicho ayer.
El Tubo
Miraba sus caras una y otra vez. Los rostros esos hombres y de esas mujeres lo decían todo; sus decepciones, felicidades y por sobre todo sus perversiones, no hacia falta hablar, ni admitir.
El tren subterráneo estaba lleno. Todos sentados en una fila, enfrentándose, mirándose sin darse cuenta de nada o queriendo jugar a estar solos, o por lo menos pretender que compartían un viaje con maniquíes vestidos de azahar. Yo los observé por tanto tiempo que mi estomago sintió vértigo; escalofríos, a veces náuseas.
Una voz grabada anunciaba cada estación, aún se sentía el sacudir del tren, acunando los cuerpos de todos, inclusive el mío.
El hombre enfrente de mí abrazaba una botella de vino; vacía, sucia. Su cabeza apena se podía sostener, se balanceaba como la de un bebé, mientras sus mocos afluían de su nariz como una cascada viscosa e infinita, inundando su cara de mierda de atar. Él dormía, pero parecía saber el camino, sabia que aún no era su estación; si es que tenia una.
Se abrieron las puertas y la gente seguía entrando, nadie se bajó esta vez. Los cuerpos estaban ahí esperando su turno, pero nada. El tren se llenaba cada vez más sin posibilidad de arrancar suspiros.
Al lado mío se sentó un hombre que no dejaba de mirar a una mujer vestida de negro; sus ropas cubrían sus caderas insinuantes, dejando traslucir movimientos personales, pero en su desgracia, se le cruzó por el medio una japonesa que intervino en su paisaje. Sólo alcanzó a ver una gran mochila arrugada, mezclándose con pelos teñidos de rojo, queriendo recobrar caricaturas niponas. En su desesperación, solamente alcanzó ver a la bella transeúnte bajar, tras de ésta también se fue la japonesa. Con tanto deseo de carne me dio nostalgia desvergonzada, siendo yo por cierto vegetariana.
Con la sinfonía infinita de las ruedas metálicas y el imparable vaivén, comencé a cabecear dormitando una melodía que se hacía lejana. De pronto vi a mi abuela arrastrando los pies yendo hacia al balcón. Me sonrió como siempre, dejando a su paso la estela dulce, canción conocida desde siempre, yo también lo sonreí. Como tres hostias remeciendo mi pecho, vi angustiosamente a mi padre. Su cara desgastada. Lejano recuerdo de colegios y pizarrón me hacían comprender que ya no caerían de los árboles hojas de pruebas sin corregir. Sus dientes medios pintados en sangre, alucinando tiempos de oro y partida. El cáncer se lo comía ante mis ojos y brindó con el vino que tantas veces se emborrachó.
Hubo un frenar abrupto, desperté agarrándome del bolso, todo parecía igual a mi alrededor… era sólo yo, rutina ansiedad de fantasmas.
De pronto una mujer con obvios meses de embarazo se sienta muy cerca. Me miró fijamente y le dibujé falsamente una sonrisa. Es que ya no daba más con la hipocresía de ver a esas madres llenas de vida cuando la mía sucumbía de asfixia. Yo también tuve una pelusa en el vientre, pero el destino infame me jugó chueco, y vilmente me dio de golpes hasta ver la sangre correr por mis piernas. Entre dolores y hospitales me arrancaron el sueño, se lo llevó eso que llamamos albur.
Mecano me distrajo… eso de que el chico que quería ser aire… ¿Qué hago yo con tanta ficha española? Será la mala leche que llevo hace un tiempo.
Estación favorita, a varios les dio por bajar mientras subían niños y ancianos, negros y amarillos, también uno que otro latinoamericano, alerta del algún bolsillo flojo. El Tubo para todos era el omnipotente guiador, el que nos llevaba hasta nuestras paradas. Un túnel tan largo y complejo de solo una vía, sólo un carril. Todo se veía tan negro, como los planos de una ciudad de topos gigantes, de la que luego seríamos presa.
Nueva estación, de ahí se podía cambiar a otras líneas, para llegar a distintas partes de la ciudad. Me bajé he hice la conexión, sin nunca ver un trozo de luz. Doscientos escalones más profundos, cinco minutos entre laberintos de cemento y baldosa y ya estaba en la plataforma que deseaba, esperando por el otro Tubo que me recogería.
Un niño me dijo al oído que estaba lloviendo afuera. Agua que caía del cielo como llanto, como furia. No pude recordar nada más, qué extraño, sólo un viaje monótono desde aquella estación sin nuevas paradas. El expreso que todos tomamos con prisa sin saber donde arribar.
Algunos demoran 87 años o 50 en hacer el viaje, todo depende de las conexiones. Es usual que mucha gente se caigan por accidente a la línea electrificada, u otros sucumban apretujados por las puertas. Yo llevo 29 años creo, y aun no sé dónde me bajaré.
Se aceptan recetas probadas de dulce de Membrillo POR FAVOR! (frutos de mi árbol jovencito… del amor fértil, frutos dulces!).
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Esta foto a saqué con mi nueva cámara Canon S110. Mi marido recién me la ha regalado, pues perdí la anterior. (y la anterior a esa, y la anterior a la anterior)
Registro de cámaras perdidas:
2001 Canon, la tiré al Mediterráneo en un viaje en yate por Turquía al sacudir mi toalla. Con las aguas cristalinas, la vi posada en el fondo del mar mientras los peces nadaban a su alrededor.
2007 Canon, la olvidé en el tren de Lille a Londres.
2012 Canon, la metí a la lavadora junto con mis sábanas, todo el ciclo sonaba como si hubiera metido una piedra… mi hijo Thomas me avisó, pero yo no hice caso.
2013 Canon, la olvidé en algún lugar en mi viaje a Europa del Este.
Tengo historial con las cámaras, como verán!
- Y esta soy yo a mis 41 - La Canon capta luminosidad como ninguna, con una variadad amplia de aperturas de lente. LOVE IT!
Del idioma checo
: “ Kočka špatně”. Esta gata es la Gata una inconveniente. Con su pequeña carterita se fue a
pasear y caminando, en tren, en avión, con escalas en varias ciudades de Europa
llegó a
manos del olvido, como suele pasar. Y como el tango suena en los finales. Tan tan!
Esto es un clásico de los nacidos en los 70 y 80. El joven adulto de hoy! Para ser indulgente con ese niño que llevamos dentro y remecernos de nostalgia en cada masticada, compartiré con ustedes la facilísima receta de las cocadas chilenas de majar, que paradojalmente, son más fáciles que la tabla del UNO. Pero por el exquisito sabor pareciera que tiene una elaboración más complicada… ja! Pamplinas!
Ideal para fiestas, cumpleaños, celebraciones varias. Para los Chilenos en el exterior es un seguro ganador!.
Ingredientes
1 paquete de Galletas simples como las de vino.
1 tarro de manjar
Coco rallado.
Preparación
Se muelen las galletas hasta que queden harinosas y suaves
Se le echa el manjar y se revuelve todo muy bien. El manjar se echa de a poco y según la cantidad de galletas, no se debe poner todo el tarro, pues la idea es que queden un poquito secas, de otra manera las bolas quedan blandas y difíciles de manejar.
Se hacen bolitas de tamaño a gusto
Se pasan por el plato con coco rallado y LISTO
Dejar tomar aire para que queden duritas.
YICO MAMA!
*Por favor, al copiar o distribuir mi material, darle el crédito a la página “Lorena… un sonido retro.” *
(Si hacen mi receta, please comenten cómo les quedó!)
Los conejos o conejitos son un clásico de la pastelería de mi niñez en Chile. Se vende en todas partes; muy tradicional de la Panadería los Castaños o La San Camilo, que son grandes cadenas que cubren el área de Santiago.
El Conejo es simplemente un bollo suave dulce con crema pastelera en su interior. Un acompañamiento ideal con un vaso de leche o té.
Receta.
- 500 gramos de harina para pan.
- Tres cucharadas soperas de mantequilla
- Dos huevos
- Un sobre de levadura en polvo
- Una pizca de sal
- 4 cucharadas soperas de azúcar fina, caster.
- Leche tibia para ir mezclando (si la masa está muy mojada poner un poco mas de harina o viceversa)
Una vez hechos.
- Para pintar: Un huevo entero batido con un poco de leche.
- Azúcar flor para espolvorear, Icing sugar.
Revolver todo muy delicadamente hasta que la mezcla quede compacta y homogénea y amasar por unos minutos.
Dejar leudar por dos horas o por el tiempo que tome en doblar su tamaño.
Luego cortar en partes y hacer bollos alargados en punta. Pintarlos y poner al horno hasta que doren- algo de 30 minutos.
Una vez sacados del horno, dejar enfriar y cortar con tijeras a lo largo del bollo, de manera de abrir una especie de boquilla para agregar la crema pastelera. Idealmente con manga.
La Crema pastelera la hice de sobre, muy sencilla, solamente hay que agregar agua. Si la quieres hacer tú misma puedes encontrar la receta AQUÍ.
Está demás de decir lo rico que me quedaron, los niños y mi maridos estaban totalmente fascinados. Una receta de antaño que no se debe perder!
Este es un clásico de mi infancia. Recuerdo con dulzura y nostalgia cuando mi querida Juanita nos preparaba dulces y postres chilenos, que curiosamente jamás comíamos después de almuerzo, sino en la noche, como para conciliar el sueño.
Me costó un poco reunir el material y componer esta receta, la probé y contra probé y la verdad que me devolvió como magia el aroma de mi infancia.
Gracias Juanita! (en el cielo cocinado con magias celestiales)
Sémola con Leche.
Ingredientes: Una taza de sémola Un litro de leche Azúcar a gusto Canela a gusto Vainilla a gusto Caramelo Una taza de azúcar Para hacer el caramelo debes poner el azúcar en una paila con teflón a fuego lento. La mezcla se irá convirtiendo en agua de color café. Cuando está totalmente líquida, sacar del fuego o viértela en una fuente o molde, el mismo donde pondrás la sémola con leche después. No te preocupes si el caramelo se cristaliza, pues al verter la leche en la fuente, el caramelo se hará más líquido y quedará como caldito.
OJO ~ El caramelo, y eso que lo he investigado y practicado, queda para estos efectos mucho mejor si se disuelve en una olla/ sartén de teflón y SIN revolver con cucharas de ninguna especie y sin agregar nada más que el azúcar, se deja a fuego lento, así se disuelve parejo sin arriesgarnos a que se queme. De vez en cuando tomar el sartén y mover/ladear con la muñeca (desde el mango por supuesto) y poner otra vez al fuego lento. Esto hace que el proceso de cristalización sea más lento y quedo más acuoso al contacto con la sémola.
Para la sémola con leche necesitas poner el litro de leche a hervir con la vainilla, canela, azúcar y clavos de olor o especias dulces que te gusten, o simplemente cáscaras de naranja. Una vez hervida la leche, ponla a fuego lento y vierte la sémola de a poco, vas revolviendo entre tanto. Una vez espesa con consistencia, la viertes en la fuente acaramelada.
Un consejo para que la sémola NO les quede con bolas, es disolver previamente la taza de sémola en un poco de leche fría, así la mezcla uniforme se agrega e incorpora sin dificultad a la leche hervida y no quedan grumos indeseables.
Listo! La dejas enfriar y la pones en el refri por unas horas. RIIIICOOOO! Enjoy!
Por favor, al copiar o distribuir mi material, darle el crédito a la página “Lorena… un sonido retro.” Gracias.
*Comentar cómo les resulta la Sémola, me encantaría saber cómo les fue. Saludos y buen apetito!*
Esto es un clásico total. En Chile me acuerdo vívidamente comprar estas ricas naranjitas achocolatadas en una confitería en el Apumanque, me fascinaban.
Para esta receta se necesita
- 4 cascaras de naranjas grandes
- Azúcar
- Agua
- Canela a gusto
- 200 gramos de chocolate negro/ dark/ bitter para derretir.
Se pelan las naranjas y se saca lo más posible de la parte blanca amarillenta interior, esto porque al orearse se pone amargo. Luego se corta en tiritas, no tan finas.
Se ponen a hervir en agua cada 3 minutos y cada vez se va cambiando el agua completamente, es decir, se tira el todo el contenido de líquido de cada hervor. Esto es porque en cada ocasión suelta lo amargo de la cascara. Repetirlo unas 4 veces.
Luego se echan a hervir las cáscaras con canela y azúcar hasta que el agua se vaya evaporando. NO DEJAR hasta el final, pues quedarán en un punto de caramelo y se volverán duras, por lo mismo serán difíciles de manejar. Calcular a la vista que estén tiernas y suaves y levemente caramelizadas, en ese punto sacarlas.
Dejar secar en papel de cocina por un día. La idea es que estén súper secas, algunas personas las meten al horno para quitarles la humedad. Esto es porque será más fácil al untarlas en el chocolate y además sin líquido se preservan mejor una vez hechas, de lo contario, se derretirán en las manos con sólo mirarlas!
Ya secas, se derrite el chocolate.
Ojo, esta etapa es tomada por algunos muy a la ligera, y no lo es.
Instrucciones para derretir chocolate.
Para derretir el chocolate se necesita mucha atención y prolijidad.
En una olla poner a hervir agua y derretir el chocolate Tipo “baño María”. No dejar que el recipiente superior toque el agua, sólo se calienta con el vapor que emana del hervor del agua. Además, cuando el chocolate se esté derritiendo, a la hora de revolver; la cuchara debe estar totalmente seca, pues cualquier gotita de agua trunca/para todo el proceso de derretimiento. Absténganse de saborear en la cuchara el chocolate derretido, pues al volver a poner la cuchara en el receptáculo, la llevaran con saliva y eso les puede cortar el proceso.
Una vez derretido el chocolate, untar con cuidado una a una las cascaritas. O sea, trabajo paciencia china, rápido no es!
Poner en un papel enmantequillado y dejar helar en el refrigerador.
Si las pueden comprar ya hechas; mucho mejor! Jajaja
El queque bizcocho es utilizado en todas las cocinas a
nivel mundial… Es tan amable al paladar y
nos indica que fácilmente puede haber un profundo goce en la simplicidad. Esta
es la receta para el queque base: Uno de vainilla. - Para los de otro sabor se
siguen los mismos pasos, pero se le agrega lo que quieras en su momento…
Ingredientes
- 1 taza de azúcar - (No importa el
tamaño de la taza, pero la misma tiene que ser aplicada en toda la receta. Lo siguiente va para
una taza normal de 250 ml.)
- 2 cucharadas grandes (colmadas) de
mantequilla. 1 tercio del pan de mantequilla normal.
- 2 huevos
- 2 tazas de harina con polvos de hornear,
la misma que se usó para el azúcar.
- 2 cucharaditas de polvos de hornear, aunque no es estrictamente
necesario.
- 1 taza de leche (descremada, semi o entera,
dependiendo del gusto)
- Extracto de vainilla a gusto
Preparación:
1 Mezclar el azúcar con la mantequilla en
una fuente. Debe quedar la mezcla uniforme y pastosa.
2 Agregar los huevos y batir arduamente, que quede todo
bien mezclado otra vez. Mientras más se bate, mas “amerengada” – tipo merengue,
queda la mezcla, por lo tanto más aire entra al bizcocho, así es ideal.
3 Agregar la harina cernida, la leche, los
polvos de hornear y la vainilla. Mezclar nuevamente para que quede todo muy
homogéneo.
4 Verter en un molde previamente untado en
mantequilla o aceite y poner al horno fuego medio por 30 minutos.
5 Cuando esté dorado en la cubierta,
generalmente está listo.
* Queque de
plátano con café:
Después del
paso 2 y antes del paso 3, agregar 2 plátanos
maduros y 3 cucharadas de café. Luego seguir batiendo hasta incorporar lo demás.
Como ya es
una costumbre por más de una década, me fui al extranjero para mi cumpleaños, digo
al extranjero, lo que significa salir de Inglaterra que es donde me avecino.
Esta vez nos fuimos con rumbo a Nueva York, la ciudad de las luces, la que nunca duerme,
donde las oportunidades de oro abundan… así rezan las canciones de antaño.
Llegamos y
lo primero que encontramos fue un crudo parecido con mi ciudad natal Santiago.
Mi hermana que vive en California se juntó conmigo en este viaje ( de costa a costa) y mientras la alegría
nos abrumaba, también, nos dejaba perplejas el parecido con la capital chilena.
Sin embrago, y sólo con un leve movimiento de la cara hacia arriba, los edificios
se erigían gigantes rascando el cielo,
y eso ya no tenía punto de comparación.
La gente
con la que nos topamos, el neoyorquino local, el de la calle, el metro, las
tiendas era altamente servicial y muy simpático. Cada uno brillaba en su onda y
los colores/ razas, algo parecido a Londres,
no hacia diferencias, todos en sintonías distintas, paralelas y combinatorias. Puedes
estar en Nueva York fácilmente sin inglés, porque casi todos hablan castellano,
y eso es deleitante, algo confuso, pero muy atrayente.
Hicimos los
paseos de rigor y no me cansé de ver, por lejos, lo que sería mi edificio favorito: Chrysler Buliding,
levantado estoicamente en los años dorados del art Deco y gentilmente
observando la ciudad en plenitud. Bello! Era como un viejo sabio.
Qué pasa
New York??!! - como cantara Lennon en lo
único que le he escuchado decir en castellano… pues bien, todo pasa en New York!
xxx
Con mi hermana
Empire State, piso 86.
Comiendo ostras en la Estacion Central - Mi marido y hermana.