Poco nos duró la celebración dieciochera. Nos comimos nuestras empanadas de almuerzo, y raudamente nos fuimos a caminar y recorrer una bella casona/palacete de la época Tudor a menos de 1 hora de distancia en vehículo. Como es la tradición, nos compramos unos hermosos libros infantiles vintages – 1958 -1965, y nos tomamos un té a eso de las 4 de la tarde con scones ingleses. Perfect blend cultural.
Mis hijos vestidos a la época. Uno de doctor y el otro como su sirviente.
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