Y la guitarra rasguea al son de la nostalgia añeja con frases gastadas y manidas... me remonto al ayer y son 18…
18 pétalos frágiles, descubriendo lo que la vida deparaba. Ansias de niños jugando a adultos, apurados como los rasgueados de esta guitarra que llora en el fondo, acompañando mis memorias mientras escribo.
Añorando otra vez, como tonta, como chiquilla pava salida del cascarón… de la usencia de ti.
Ni vieja, ni sabía, ni todas las venturas me ayudaron a olvidar y en segundos estabas ahí, dentro, debajo de mis uñas, calando en los poros.
Con arrugas cansadas de tanto llorar y de tanto reír, con las manos cansadas de empacar camisas y limpiar mocos atando con paciencia una coleta en el pelo…. La vida. Los años que se nos vinieron tan de pronto … “se siente en la conversación, o será que tengo la impresión de la ausencia y de ti….
Qué aprendí? Dime tú que aprendí? Mi corazón se retorció la primera vez y hoy, vieja y nada de sabia, tonta de nuevo; como niña, como 18 pétalos anhelando correr…. Correr….
Nunca más ese vino, nunca más esa nostalgia maldita que nos pena como dolor de muelas y fatiga … un soplo de amor me llevo en el alma y sólo viene a penarme como un fantasma en penurias… esquemas infantiles derramados en las teclas de un computador… el error de recordar, el error de expresarlo y escribirlo.
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